- Área: 700 m²
- Año: 2012
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Fotografías:Sebastián Sepúlveda
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La idea de proyectar en el sur, nos llevó al imaginario de las grandes cubiertas de los galpones de herencia Colona, de un zinc oxidado que por su fuerte implantación y rotundez, construyen un dialogo con la geografía lejana, con la capacidad de sostener una imagen quizás colectiva entre lo histórico de nuestro patrimonio arquitectónico y la belleza de una geografía accidentada. Así, esta relación configura a nuestro juicio, un paisaje patrimonial característico.
Desde la idea o capacidad que tienen estas estructuras de hacer evidente un nuevo paisaje, nos planteamos como primer punto (casi un tanto apresurado), un proyecto que pudiera encarnar esta responsabilidad desde la lejanía, evitando una conformación evidente de casa, hotel o galpón. Nos acercamos más a la idea contemporánea de un artefacto claramente horizontal en su disposición. Una cubierta negra lo suficientemente larga como para intencionar un diálogo con la geografía lejana, un nuevo perfil, que a modo de zócalo, soportara la imagen de tres volcanes.
El terreno tiene dos cualidades bastante claras; una explanada por la cual se accede al sitio de unos 300 mt de largo por unos 25 mt de ancho, posterior a ella y como segunda cualidad, una fuerte pendiente descendiendo hacia el oriente, donde el terreno se abre y ensancha hacia el sur unos 80 mt. Las vistas predominantes son hacia el oriente: Lago Panguipulli y tres volcanes; el Villarrica, el Quetrupillán y el Lanín.
Se nos pide proyectar un hotel de siete habitaciones incluyendo un restorán público, en total, de unos 700 mt2.
Se decide dejar la explanada de trecientos metros como parque, estacionamiento y acceso, situando al edificio 4 metros más abajo del inicio de la pendiente, dispuesto de manera horizontal buscando con el largo, el ancho del terreno.
Emplazar al edificio en la pendiente, nos permitió primero encontrarnos desde el acceso con una larga cubierta horizontal de zinc emballetado pre-pintado negro, que por su relación con el terreno, esconde la fachada trasera, así, no se informa del todo la morfología del edificio. Una superficie de cubierta quizás extraña pone al paisaje como protagonista. Y segundo; acceder soterrado en busca una aparición controlada de la interioridad.
Una vez dentro, un fuerte gesto de acceso (diríamos, exagerado) rompe la tranquilidad de la figura buscando el referente más lejano, el Volcán Lanín, que al interior resulta manifiesto la idea de entregar una vista vertical del paisaje claramente jerarquizada y por otro lado, un espacio de doble altura coincidente con el comedor.
En las zonas públicas, el edificio se funda para dejar tranquilo y liviano a las zonas privadas, sobre pilares metálicos, quedando el edificio elevado sobre la pendiente.
La zona de las habitaciones se entiende como un recorrido bastante largo, que va de lo público a lo privado, buscando vistas hacia el poniente, entre el edificio y la pendiente del terreno, en una relación más intima con el paisaje. Se remata el recorrido con una terraza con chimenea y piscina, donde nuevamente se abren las vistas, esta vez hacia el volcán Choshuenco.
El giro de la habitaciones respecto al emplazamiento, busca una relación perpendicular con el lago y el volcán Villarrica, a su vez, genera un pequeño hall para cada habitación, escondiendo las puertas desde la zona pública.
Por último, suspender el volumen de habitaciones sobre la pendiente del terreno, nos permite cautelar la privacidad de las habitaciones y de las vistas, la condición de balcón del edifico sobre la pendiente del terreno queda bastante claro desde el núcleo privado.